Durante los últimos 25 años del siglo pasado se produjo una auténtica revolución dentro del mundo de las piscinas. Mucha gente se mostraba ya cansada de sufrir las consecuencias del uso de cloro y otros productos químicos, altamente abrasivos y peligrosos para el ser humano y el entorno. Se imponía un cambio de paradigma y éste vino de la mano de las biopiscinas, o piscinas biológicas, naturales, ecológicas o estanques de baño, nombres con el que también se las conoce. Con ellas nació el concepto de biofiltración de aguas de baño.
En 1975, Richard Weixler creó el primer estanque de baño propiamente dicho, que trataba el agua de forma totalmente natural, sin servirse para ello de ningún producto químico. Era un diseño muy primitivo, carente de muros interiores que delimitaran zonas de baño y regeneración. (Ver foto)
Estanque de baño creado por Richard Weixler, 1975. Foto: M. Littlewood.
Desde 1.983 en que Werner Gamerith, construyó la primera piscina natural en sentido estricto, dividiendo con paredes internas sumergidas las áreas de natación y regeneración, han transcurrido muchos años, el sistema ha crecido, madurado y evolucionado a lo largo de muchos países.
En 1.985 el austriaco Peter Petrich, decide fundar Biotop y profesionalizar el concepto, investigando y revolucionando el mundo de la biofiltración de las aguas de baño. A la par de él Richard Weixler, con su empresa Wassergarten, se puso manos a la obra y no tardaron en ser secundados por otros como BioNova de Alemania y la suiza Bioteich. Tras ellos se fue formando todo un reguero de compañías y subsidiarias en Europa y más allá de sus fronteras, que al día de hoy siguen creciendo y expandiéndose.
Desde entonces se han construido más de 20.000 biopiscinas en Austria, 8.000 en Alemania y cerca de 1.500 en Suiza, estendiéndose el fenómeno a Italia, Bélgica, Holanda, Hungría, Polonia, Gran Bretaña, Dinamarca, Suecia, Chequia, Eslovenia, Eslovaquia, España, Francia, Portugal, Grecia, Rusia, Turquía, Israel, USA, Canadá, Argentina, Costa Rica, Chile, Brasil, Australia, Sudáfrica y la lista sigue creciendo a medida que se perfecciona el sistema.
Desde entonces se han consolidado dos tendencias principales, una que sigue los lineamientos de los pioneros, que abogan por un sistema de tratamiento de aguas 100% natural, evitando por completo o casi, cualquier tipo de tecnología y otra, en constante innovación, que hace uso de los más sofisticados avances tecnológicos dentro del campo de la filtración biológica, para conseguir un agua pura y completamente cristalina, sin usar ningún producto químico que resulte agresivo para el ser humano o el medio ambiente. Entre ambos extremos se nos presenta un amplio abanico de posibilidades, dentro del cual se pueden combinar ambos extremos, usando una mayor o menor técnica de acuerdo a los requerimientos y deseos puntuales del cliente.
Básicamente el principio que se sigue es el de darle un tratamiento al agua idéntico al que recibe en la naturaleza. Para ello se utiliza un filtro de capas de grava de diferentes granulometrías y textura, que separan mecánicamente los contaminantes y sirve de soporte para alojar la colonia de bacterias aeróbicas, destinadas a descomponer la biomasa en nutrientes y sales minerales que son absorbidos por las raíces de las plantas acuáticas que se encuentran en la zona del filtro de regeneración. Estas también absorben el dióxido de carbono y liberan oxígeno, vital para el correcto mantenimiento de las bacterias benéficas. Obviamente para una correcta labor fotosintética se requiere de una adecuada exposición solar. Este ciclo simbiótico conforma un ecosistema ecológico absolutamente natural, libre de cualquier agente externo.
Foto Michael Littlewood
Este sistema así concebido, es más efectivo cuanto más grande es la superficie de agua y precisa de una profundidad determinada de entre 2 y 3 metros según los casos. En la medida en que estos parámetros decrecen se vuelve más inestable el equilibrio. Cuando la superficie es inferior a 25 m² la
filtración biológica resulta más difícil e inestable.
Foto Michael Littlewood
Otros factores que dificultan esta labor son la temperatura, la exposición solar y en general las climatologías extremadamente cálidas o tropicales, que vuelven el ambiente biológico que se precisa muy frágil e inestable. Bajo estas condiciones climatológicas las sesiones cálidas son mucho más largas o incluso duran todo el año, con escasas variaciones. El aire se encuentra permanentemente cargado de polen, semillas y elementos que, al ser atrapados en el agua se descomponen rápidamente aumentando la carga de biomasa. Las épocas de lluvias son más extensas y la exposición solar diaria también, todo ello aumenta el carácter eutrófico del agua y favorece el crecimiento de algas.
Ante ello se impone recurrir a la ayuda de la tecnología como factor de apoyo. Tenemos que implementar o reforzar la acción mecánica de bombas centrífugas que hagan fluir el agua a través de los filtros, incrementando su tiempo de funcionamiento y añadir sistemas de filtración de superficie (skimmers) Aumentar mecánicamente la oxigenación del agua, e incluso colocar retenedores de fósforo y clarificadores ultravioleta que impidan una explosión repentina de algas ante la que colapse el procedimiento biológico. Se recurre también a filtros mecánicos de última generación que sustituyen incluso el filtro de capas de grava, que realizarán su labor.
En general en estos casos, lo que se hace es sobredimensionar todos los parámetros a tener en cuenta, sobre lo que sería la misma instalación realizada en un país centroeuropeo. Este es el segundo nivel o tendencia altamente tecnificado, al que hacíamos referencia anteriormente.
Cuando diseñamos de esta manera nuestro proyecto, al aumentar tanto la acción biológica, como mecánica, física y química del filtro, conseguimos un poder de tratamiento del agua tan alto que desaparecen las limitantes que antes veíamos en lo referente a superficie y profundidad. Ahora podemos plantear estanques de baño de 15 m² o menos, no estamos limitados por la profundidad, ésta podría ser perfectamente de 50 cm, la acción filtrante está tan reforzada en todos los sentidos que se potencia al máximo.
Esta discrepancia de procedimientos, genera en ocasiones controversias entre puristas e innovadores, pero lo importante en si es que el resultado que se persigue es el mismo, un agua pura y limpia, sin sustancia alguna que resulte contraproducente para los seres vivos y el entorno ambiental. Se persigue pués aprovechar al máximo el agua, hoy en día un recurso natural escaso, evitando que ésta se derroche y combatiendo frontalmente la contaminación ecológica.
Es un compromiso más y un claro lineamiento de concienciación en la lucha contra el carbono y el calentamiento global, algo que hoy en día es compromiso de todos nosotros.
Existen diversas asociaciones nacionales e internacionales, que establecen las pautas y normativas para intentar que el sector siga creciendo ordenadamente y garantizando velar por los principios fundamentales que nos rigen, un agua biológicamente pura, conseguida por medios lo más amigables posibles con la ecología y el medio ambiente. Un claro ejemplo de ello es el IOB Organización Internacional para las aguas de baño naturales, (http://iob-ev.eu ) fundada el 29 de septiembre del 2.009 y cuyas oficinas radican en Bremen, Alemania.
Le agradecemos a Michael Littlewood, por su ayuda y colaboración aportando las imágenes que ilustran este artículo.
Estos son los libros publicados por Michael Littlewood:
Inspiration For Harmony with Nature, editorial Schiffer Publishing Ltd, 2005
A Guide for Building, editorial AgriMedia Ltd, 2008
Conventional Pool Conversion Guide, editorial Ecodesignscape, 2013
Care and Maintenance, editorial Ecodesignscape, 2014
Diego Contreras
Aquanatura
info@aquanaturacr.net
www.aquanaturacr.net
También te puede gustar...
Un Jardin japones en Bayona
Cuadros vegetales en cocinas y baños
Abejas en la Ciudad
Arquitectura Viva
Lenguaje Oculto de las Flores
|